Nos referimos a las editoriales que vieron la luz en la primera década de este siglo. Editoriales sevillanas que tuvieron un fuerte impulso en sus inicios pero que, entrada la actual década, ante el surgimiento de nuevos competidores capaces de innovar y ofrecer productos mucho mejor conectados a los lectores de esta generación, han ido dejando de estar presentes en la que es la Feria del Libro de su ciudad.
RD Editores, que comenzó con mucho impulso en 2001, es uno de los claros ejemplos. Su primer catálogo de obras editadas en papel, que contaba entonces con autores como el conocido periodista de Diario de Sevilla Francisco Correal, el escritor Andrés Sorel o el poeta Francisco Vélez Nieto, le aseguraban entonces una presencia relevante en la Feria del Libro de Sevilla. Sin embargo, con la llegada de la era digital, trataron de convertirse demasiado pronto a este mercado cuyos más desacertados visionarios pronosticaron que suplantaría al libro en papel. Nada más lejos de la realidad, los editores que intentaron especializarse en la rama digital dejando relegado el papel, han acabado diluyendo su historia en la vertiginosa industria editorial de este país.
Point de Lunettes, nacida el siguiente año, en 2002, que comenzó en sus inicios publicando a grandes poetas sevillanos como María Sanz o a otros andaluces como Antonio Carvajal, ha seguido editando hasta el año 2015, pero sin presencia ya en el evento más destacado de su localidad.
Algo similar ha ocurrido con Nuño Editorial, valedora de poetas como Lola Crespo o Francisco Vélez Nieto. Ahora se recuerda más su legado como librería, que ha tenido un mayor recorrido.
En esta retrospectiva al pasado, donde la poesía primaba por encima del resto de producción editorial en Sevilla, no debemos olvidarnos del ejemplo de Máquina China, una editorial nacida en 2005 y que se desligó de esta tendencia fomentando nuevas líneas de narrativa y ensayo. Desde las primeras ediciones digitales de la hoy reconocida escritora romántica Megan Maxwell (quien publica ya desde 2010 en editoriales como La Esfera de los Libros o Planeta), hasta ensayos sobre la Sevilla más misteriosa y paranormal (Guía secreta de Sevilla, casas encantadas y apariciones, Guía secreta de Sevilla : lugares embrujados y malditos, Guía secreta de Sevilla: OVNIS y misterios en la Semana Santa, etc), línea que trascendió después en ejemplos como Mono Azul Editora.
Corría el año 2006 cuando despertó lo que muchos periodistas de entonces se empeñaron en llamar el verdadero boom editorial sevillano. Se generaron dos nuevas vertientes. Por un lado sellos dedicados principalmente a la autoedición como Hipálage o Jirones de azul, que llegaba a cobrar incluso más de 2.300 euros por editar 300 ejemplares de cualquier libro y organizar una presentación en la capital andaluza desprestigiando así el sector y generando mucha desconfianza entre los libreros. Y otros sellos con una labor profesional muy respetable como la Editorial Mínima, que hizo una apuesta arriesgada y valiente por el ensayo médico y la medicina alternativa u homeopática, o la maravillosa editorial Extramuros, que el pasado año aún estuvo presente en la Feria del Libro de Sevilla ofreciendo al público extraordinarios facsímiles rescatados de la literatura de otros siglos.
En 2007 fue el turno de Cangrejo Pistolero Ediciones (también presente en la Feria del Libro de Sevilla hasta el pasado año), una editorial con una apuesta también arriesgada que convergió junto con su sello Libros de Artista como una editorial sevillana de referencia en esta década. Tanto era así que fue una de las pocas editoriales sevillanas en contar con una distribución nacional potente a cargo de UDL y recibió además subvenciones de fondos europeos para hacer giras por diferentes librerías españolas (lo que dieron a conocer como Cangrejo Pistolero Ediciones en Ruta).
Otro ejemplo potente fue Guadalturia Ediciones que, aunque nunca estuvo en la Feria del Libro de Sevilla, sí era muy conocida como editorial en la capital hispalense, pues desde el año 2008 hasta el 2013 había llegado a publicar más de 120 títulos en papel y llegó a formar parte del tejido cultural y literario de nuestra ciudad.
Terminando ya la década de los años 2000, justo en diciembre de 2009, sale a la luz el primer título de la nueva hornada de editores independientes que hoy sí están presentes en Sevilla. Desaparecida ya la generación anterior, Javier Sánchez Menéndez funda su editorial Isla de Siltolá especializada en poesía, referente hoy para muchos otros editores que estarán presentes en esta nueva edición de la Feria del Libro de Sevilla.
Nuevas propuestas para nuevos tiempos. Así, este año tendremos una de las Ferias del Libro de Sevilla con las propuestas editoriales más frescas que se recuerdan. Proyectos como la prestigiosa editorial infantil Tres Tristes Tigres (que este año estará por vez primera en esta Feria), como la profesional y decidida Triskel Ediciones, apoyada en la fantasía y la literatura de género de autores nóveles, destacadas en poesía a nivel internacional como Valparaíso Ediciones, combativas con el establishment como Arma Poética, de fondo genuino como Héroes de papel, centradas en el mundo de los videojuegos, o de trayectoria sólida como Premium Editorial, la única que en los últimos cuatro años ha estado presente simultáneamente en las Ferias del Libro más importantes del centro y sur de España (Madrid, Granada y Sevilla), y cuya especialización abarca en narrativa desde la novela histórica y la ciencia ficción hasta la literatura infantil y juvenil con propuestas arriesgadas e innovadoras.
Coincidiendo con esta renovación de la industria editorial sevillana, este año tenemos también una renovación de la dirección de la Feria que la acoge junto al gremio de libreros. Verónica Durán y Nuria Lupiañez han tomado este año el testigo de Javier López Yáñez. Precisamente ellas, como han declarado meses atrás a diferentes medios, buscaban el modo de incluir de forma atractiva a más sellos editoriales. Y lo han logrado.
Pero ahora que hemos llegado hasta aquí, con la retrospectiva planteada, convendría plantearse una serie de preguntas antes de cerrar este artículo.
¿Por qué en Sevilla se ha producido toda una generación fallida de editores a los que se les auguraba ser pilares de una renacida industria editorial sevillana? ¿Faltó apoyo de las instituciones? ¿Faltó apoyo del periodismo cultural embarcado muchas veces en efectismos para encumbrar a autores andaluces pero dejar de lado en muchas ocasiones proyectos editoriales ambiciosos nacidos en la región? ¿Fue tal vez la única causa que sus proyectos no supieron adaptarse a los cambios continuos en las tendencias de la industria editorial? ¿Pasará lo mismo dentro de diez años? ¿Cuántas de las actuales editoriales que este año estarán presentes en la Feria del libro de Sevilla (nacidas prácticamente todas ellas en esta década a excepción de Renacimiento y Alfar) seguirán estándolo en 2028? Sería interesante que muchos nos hiciéramos (y respondiéramos) a este tipo de preguntas para ser previsores y adelantarnos, en la medida de lo posible, al futuro de nuestra industria editorial.
J. M. Abril